13 de marzo de 2014

CONFLICTO DE INTERESES. Ines Cordones


A veces las cosas salen bien, muy bien.
- Carmencita, hoy tendrás que ir a casa de tu abuela. Los cazadores del pueblo se están preparando para capturar al lobo que está saqueando el ganado.
- ¡Ahh!  ¿Por eso tienen los látigos y cartuchos preparados?
- Si, el colmo ha sido que se ha comido a la oveja Dolly, y con ella la subvención que teníamos por mantenerla -, dice la madre levantando la mano, a la altura de su cara frotándose, el dedo índice y corazón.
- Pero mamá, no me parece justo que liquiden al lobo-, contesta la niña, enfadada dando un golpe con el pie en el suelo. -Estamos en primavera. Tiene que buscar alimentos, y llevárselo a su hembra, para que pueda amamantar a sus crías.
- ¡Si claro! ¿y nosotros de qué vivimos, eh? – responde la madre con los brazos en jarra.
- Podríamos comer verduras, frutas, pescado…. -, dice la chiquilla, encogiéndose de hombros.
- ¡Claro! pero tú que bien te comes el queso que ellas producen. Nuestro trabajo consiste en cuidar el rebaño para que nos den leche y lana–, comenta la madre mientras va metiendo frutas en una cesta.
- Pues no sería mala idea que clonaran más Dollies. Así los lobos, y los otros animales del bosque tendrían, algo más para comer en invierno-, señala la muchacha, mientras de reojo mira a la nevera.
- ¡No quiero discutir! He preparado esta cesta con frutas y un bizcocho, para que se la lleves a tu abuela, vas  directa  para allá, ¡no te entretengas!
- ¿Puedo llevarme la “bici”?
- Si, pero ponte la sudadera, la que tiene la capucha roja, que todavía hace frio. Coge por el sendero! No entres en el bosque ¡– le indica, señalándola con el dedo índice.
La niña, a mitad de camino deja la bicicleta. Camina montaña arriba. Sabe dónde está la guarida de los lobos, lleva en su cesta tres conejos, que ha cogido de la nevera. Divisa a los lobeznos bebiendo en una charca, junto a su madre.
Tres meses más tarde, en la cocina de su casa, Esperanza, la madre de la niña, le dice con ironía:
-Has visto que en estas últimas semanas, no han ocurrido ataques de lobos.
-Si mamá, parece que los lobos tienen suficiente comida y no han bajado al pueblo. Tal vez estén consiguiendo alimentos de otra manera – contesta la chica, un tanto cohibida.

-¡Sí, sí! ¡Anda Carmencita! coge la bicicleta y vete a casa de la abuela. Los hombres se han reunido, van hacia el almacén de desguace. Aprovechando que hay luna llena, quieren capturar al ladrón, que ha estado robando a todo el pueblo, las piezas de caza de nuestros congeladores.

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